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Cortesía

HACE 32 AÑOS, RAYADOS GANÓ SU PRIMER TÍTULO DE COPA

08 de Septiembre de 2023. 10:16 am.

Luego de que, bajo la dirección técnica del chileno Pedro García, los Rayados no lograran el anhelado título a pesar de enamorar a la Afición con su futbol ofensivo, abierto y espectacular, al terminar la temporada 1990-1991 hubo cambios importantes en el Club.

CAMBIOS EN EL CLUB
García decidió regresar a su país natal. Por otra parte, el Ing. Jorge Lankenau Rocha tomó las riendas del Club en lugar de Jesús Elizondo.

Lankenau mantuvo a casi todo el plantel de jugadores estelares y apostó fuerte por el técnico campeón del futbol mexicano: Miguel Mejía Barón.

UN RETO DA LA BIENVENIDA AL TÉCNICO
La primera prueba para el nuevo técnico sería el Torneo de Copa 1991-1992, que se disputaría previo al torneo de Liga.

El Monterrey tuvo la baja de algunos jugadores importantes como el goleador Carlos Hermosillo y el portero argentino Gustavo Adolfo Moriconi.


El plantel de los Rayados en la temporada 1991-92.

Mejía Barón cubrió estas ausencias y fortaleció al plantel con las contrataciones del delantero Luis Antonio “Cadáver” Valdez, del mediocampista Guillermo Vázquez, de los defensas José Luis Salgado y Rafael Bautista, y del portero Héctor Quintero Morones (cuyo hermano Javier, había sido también portero rayado entre 1969 y 1976).

UN GRUPO CON RIVALES DIFÍCILES
Los Rayados estaban en el Grupo 1 junto al Querétaro, Guadalajara y Cruz Azul.

El 11 de agosto de 1991, el Monterrey venció 3-1 al Querétaro en La Corregidora. Tres días después, los pupilos de Mejía Barón volvieron a doblegar al cuadro queretano 1-0 en el Estadio Tecnológico.

El 17 de agosto, en un duelo apretado, Rayados venció 1-0 al Guadalajara al pie del Cerro de la Silla. Cuatro días más tarde cayeron 3-0 en Jalisco.

Nuevamente en el Tec, “La Pandilla” ganó 4-2 al Cruz Azul el 24 de agosto y, tres días después, cayeron 2-0 en el Estadio Azteca.

Regios y cementeros terminaron empatados en puntos, aunque el Cruz Azul terminó con mejor diferencia de goles, y los dos equipos accedieron a los Cuartos de Final.

UNA LIGUILLA EN PUEBLA
A partir de esta ronda, los partidos serían a “partido único” en dos sedes definidas para los Cuartos de Final y Semifinal: Puebla, Atlas, Cruz Azul y Monterrey jugarían en Puebla mientras que Atlante, León, Cobras y los Tecos jugarían en Ciudad Juárez, Chihuahua, casa de las famosas Cobras.

Al Monterrey le tocó enfrentar al el domingo 1 de septiembre al Puebla, equipo que jugaría en su casa y con el que en ese momento guardaba una rivalidad intensa por la reciente eliminación que sufrió “La Pandilla” en la Liga y por la eliminación que el Puebla le endilgó al Monterrey en la semifinal del torneo de Copa 1989-1990.

El partido terminó empatado a uno en tiempo regular, pero, en serie de penales, los Rayados lograron vengarse del cuadro camotero.

UNA DURA SEMIFINAL CONTRA CRUZ AZUL
El miércoles 4 de septiembre por la noche y bajo una lluvia impresionante, Cruz Azul y Rayados se vieron las caras en el Estadio Cuauhtémoc de Puebla.

Guillermo “Turbo” Muñoz abrió el marcador a los 15 minutos con un golazo desde fuera del área.

Para la segunda parte, la cancha era prácticamente una alberca. En una jugada desafortunada, Carlos Hermosillo, ahora con el Cruz Azul, emparejó los cartones al minuto 66.


El ex director técnico Pedro García junto al delantero Carlos Hermosillo, quien ahora defendía la camiseta del Cruz Azul.

Los Rayados no bajaron los brazos y, a once minutos del final, Missael Espinoza cobró un tiro de esquina que Pedro Duana rechazó débilmente.

El balón le quedó a modo a Alberto “Guamerú” García, quien, de zurda, batió a Olaf Heredia para anotar el gol del pase a la Final. Rayados se apuntaba así a su tercera final de Copa.

LA SUERTE ESTABA DEL LADO DEL MONTERREY: LA FINAL SERÍA EN CASA
Previo a la organización del torneo, la Federación Mexicana de Futbol había decidido que la Final se jugaría en el Estadio Azulgrana de la Ciudad de los Deportes (sin importar los equipos que la disputaran).

La Federación no había tomado en cuenta qué pasaría con los aficionados de los equipos que no eran de la Capital.

Ante ello, los directivos de Rayados y de Cobras solicitaron mover la sede y los dueños de equipos en junta aceptaron la moción.


Alejandro Hisis dio un gran partido.

Se realizó un sorteo y ganó el Monterrey, por lo que apenas dos días antes de la Final se anunció que ésta se jugaría en el Estadio Tecnológico y la taquilla recaudada sería repartida en partes iguales entre ambos equipos finalistas.

La Afición Rayada siempre fiel agotó el boletaje en unas horas. Por primera vez, Rayados jugaría el partido decisivo de una Final de Copa en casa, tras haber disputado dos finales de ese certamen en la Ciudad de México en 1964 y 1969.

LA MEJOR AFICIÓN RESPONDIÓ EN EL ESTADIO
Esta Final, a jugarse en un solo partido, se disputó el domingo 8 de septiembre de 1991 a las 16:00 horas, y al menos desde dos horas antes el Estadio Tecnológico lucía repleto y las banderas gigantes con la M en azul y blanco ondeaban en todo lo alto.

Miguel Mejía Barón, con apenas ocho partidos dirigiendo al equipo, estaba por disputar su primera Final con los Rayados.

La alineación que envió a la cancha fue la siguiente: Tirzo Carpizo; Antonio “La Moca” González, Rafael Bautista, Alejandro Hisis y Guillermo Muñoz; Guillermo Vázquez, Alberto “Guamerú” García (José Luis Salgado 82’), Germán Martellotto, Missael Espinoza; Luis Antonio “Cadáver” Valdez y Francisco Javier “El Abuelo” Cruz (Héctor Gutiérrez 82’).


Francisco Javier "El Abuelo" Cruz fue pieza clave en el campeonato de Copa, disputado en 1991.

UN GOL TEMPRANERO COMPLICÓ EL PARTIDO
Las Cobras sorprendieron a todo el estadio cuando antes del minuto 1 abrieron el marcador en los botines del hondureño Eduardo Bennett.

Transcurrían 14 minutos cuando Germán Ricardo Martellotto sacó a relucir su calidad de crack: tomó un balón en medio campo y fue driblando rivales hasta ceder en corto al “Guamerú” García, quien, de espaldas al marco y desde los linderos del área, le dejó el balón al mismo Martellotto. Con pierna derecha, el argentino empalmó con disparo raso y colocado. ¡Golazo del “Tato”!

Tras el golazo de Martellotto, los Rayados fueron un torbellino sobre la meta defendida por Alan Cruz.

Missael Espinoza desbordaba por ambas bandas, el “Abuelo” Cruz hacía lo propio en la izquierda y “Guamerú” hacía gala de sus potentes disparos .

En uno de tantos desbordes del “Abuelo” por la banda izquierda se originó la jugada del segundo gol. “El Abuelo” desbordó y centró, Martellotto remató, pero un defensor tapó. El balón le quedó al “Cadáver”, quien solo tocó hacia atrás para la llegada de “Memo” Vázquez, quien, a toda velocidad, eludió a un rival y disparó potente para poner al Monterrey 2-1 al frente.


Guillermo Vázquez.

En el descanso, la Afición despidió a los Rayados con una sonora ovación. Para el complemento, el equipo de casa salió decidido a finiquitar la obra.

Al minuto 62, entre “El Guamerú”, “El Abuelo” y “Memo” Vázquez armaron el 3-1 en una jugada a balón parado que Vázquez nuevamente aprovechó para poner el 3-1.


Germán Ricardo Martellotto, gran ídolo del Monterrey.

Las tribunas eran una fiesta total. Faltando nueve minutos, Martellotto le puso la cereza al pastel al aprovechar un error de los defensores fronterizos para avanzar solo a la portería y definir sobre la salida del portero: ¡4-1!

MARTELLOTTO CAMPEÓN DE GOLEO
Con sus dos goles en la Final, Germán Ricardo Martellotto, se coronó campeón de goleo del torneo de Copa.

Ya nada ni nadie le quitaría al Monterrey su primer título de Copa. Ni siquiera el gol que en la compensación logró Víctor Cossío para dejar las cifras definitivas en un 4-2.

El árbitro Miguel Ángel Salas pitó el final y estalló la locura.


El plantel de Rayados que disputó la final de la Copa en 1991.

FESTEJO EN GRANDE
Los Rayados eran Campeones de Copa por primera vez en su Historia: un título merecido para la Afición y para el plantel Rayado, que deleitó al público en las dos temporadas anteriores.

Los canteranos Tirzo Carpizo, “El Abuelo”, Memo Muñoz, “Gumerú”, “La Moca” y Missael celebraron dando la vuelta olímpica junto a Martellotto, Hisis, y los refuerzos mexicanos que habían llegado recientemente al equipo.


Los jugadores Rayados festejaron el título.

Miguel Mejía Barón sumaba un título más en su palmarés, aunque siempre reconoció que ese título le correspondía a Pedro García, quien le dejó un equipo embalado y en gran forma futbolística.

Así, aquel 8 de septiembre de 1991 en el Estadio Tecnológico, se escribió un capítulo más de nuestra Historia Rayada.

¡Gracias a todos esos Rayados por haber sido parte importante de la Historia Rayada!

Alberto Barrera-Enderle

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