En junio de 2003 se llevó a cabo el primer Clásico Regio en Liguilla en una fase de eliminación directa y, al igual que en este Clausura 2023, también fue en la Semifinal.

La última mitad de los años 90 fue difícil para el futbol regiomontano. Tanto Tigres como Rayados pelearon por el no descenso. El equipo felino descendió en 1996 y el Monterrey logró salvarse en la última jornada de la Temporada 1998-1999.

Esa crisis deportiva y administrativa en nuestro futbol provocó la transformación que llevaría a los dos equipos a otra dimensión, llena de éxitos.

Guillermo Franco dio un gran partido de Ida.

Por ello, tras varios años de malos resultados, los primeros logros deportivos a inicios del presente milenio provocaron una gran alegría en la afición regiomontana.

El Monterrey regresó a una Liguilla en el Torneo Verano 2001 (tras 5 años de ausencia) y Tigres disputó una final en el Torneo Invierno 2001 (luego de 19 años de no llegar a una).

Poco a poco, las directivas lograban armar mejores planteles y en el torneo Clausura 2003 ambos tuvieron un alto desempeño.

Daniel Passarella, director técnico de los Rayados.

Al final de la fase regular, el Morelia fue el líder con 35 unidades. En segundo lugar estaba el Atlante, en tercero Rayados y en cuarto Tigres. Todos con un punto menos que el equipo purépecha y separados entre ellos solo por diferencia de goles.

En los Cuartos de Final, Rayados eliminó al Atlas con un marcador global de 4-3 y accedió a la Semifinal, instancia a la que no llegaba desde 10 años atrás.

Tigres dio venció al Toluca también con un marcador global de 4-3 y el Morelia sacó al octavo clasificado: el Guadalajara.

Un día después, el sublíder Atlante quedó eliminado al perder 2-1 en el global contra el Veracruz.

Este resultado provocó que los dos equipos regiomontanos tuvieran que verse las caras en Semifinales por primera vez en su historia.

Ya existía un antecedente de Clásico Regiomontano en Fase Final. En la temporada 1978-1979 ambos se enfrentaron en la Liguilla. Sin embargo, el sistema de competencia era distinto y no fue una serie de eliminación directa, sino que ambos, junto al Zacatepec y a los Pumas, conformaron uno de los dos grupos de cuatro que se formaron para disputar la Fase Final.

En el Clausura 2003 por primera vez Rayados y Tigres tendrían que eliminarse directamente entre sí. Una rara mezcla entre tensión, emoción y nervios hubo en el ambiente días previos al enfrentamiento.

Flavio Rogeiro, defensa del Monterrey.

La noche del miércoles 4 de junio de 2003 quedó para siempre grabada en la memoria de la afición albiazul que terminó yéndose a casa con una inmensa sonrisa.

El técnico Daniel Alberto Passarella envió el siguiente once para el partido de ida que se disputó en el Estadio Universitario: Ricardo Martínez; Paulo César Chávez, Pablo Rotchen, Flavio Rogerio e Ismael Rodríguez; Héctor Castro, Luis Ernesto Pérez, Walter Erviti y Jesús Arellano; Guillermo Franco y Álex Fernandes.

Los primeros 25 minutos fueron de pocas emociones. Ambas escuadras salieron a estudiarse hasta que en el minuto 29 los Rayados perdieron el balón en el medio campo, acción que abrió la puerta para el gol de los Tigres.

Parecía que el Monterrey se iría al vestidor con la desventaja, pero a cinco minutos del entretiempo, Jesús “Cabrito” Arellano cobró un tiro de esquina y con un cabezo certero Guillermo Franco emparejó los cartones.

Guillermo Franco dio muestra de su gran juego aéreo.

El gol del empate alteró los nervios de los felinos que, conscientes de que un empate en el marcador global los eliminaba, salieron con todo a la ofensiva para el complemento.

El Monterrey de Passarella entendió esto a la perfección y “cazaron al tigre” en varios contragolpes.

En el minuto 50, Walter Erviti cobró un tiro de esquina y nuevamente apareció el Guille Franco con un cabezazo para adelantar a La Pandilla. El golpe fue demoledor.

En el minuto 72, Passarella refrescó su ataque enviando a Omar Avilán en sustitución del brasileño Álex Fernandes con el fin de tapar más la salida del cuadro local.

Tres minutos después, Tigres cobró un tiro libre al corazón del área, donde Pablo Rotchen se impuso en el juego aéreo.

El Guille Franco tomó el rebote y salió a toda velocidad para conducir el balón desde el área rayada casi hasta el área rival, donde cedió a la derecha para la llegada de Arellano. Con dos toques, el famoso “Cabrito” disparó de derecha raso y cruzado para vencer a Dautt que ponía el 1-3 y desató la locura entre la afición rayada.

Jesús Arellano anotó el tercer gol de Rayados en el Universitario.

A dos minutos del final, Omar Avilán aprovechó que un defensor felino cedió para Dautt y se barrió para empujar simplemente el balón en lo que sería el cuarto y definitivo gol. La alegría en el festejo de Avilán y los jugadores rayados con su técnico Passarella lo decía todo.

Tres días después, en el Tecnológico, se jugó el partido de vuelta. Passarella envió el mismo once titular que en el partido de Ida.

Apenas al minuto 14, Arellano desbordó por la derecha y envió un centro al corazón del área que Álex Fernandes aprovechó para anotar y aumentar el global 5-1. La serie estaba decidida a pesar de que al minuto 20, el “Tilón” Chávez se fue expulsado.

Álex Fernandes anotó en el Estadio Tecnológico.

Passarella replegó a su equipo y espero a que el tiempo se consumiera. En los minutos finales, Tigres anotó dos goles para llevarse la vuelta y que el global terminara en un más decoroso 5-3 a favor de los Rayados.

La alegría por haberse impuesto en la primera Semifinal regia impulsó a los Rayados a que una semana después lograran el campeonato de la Liga MX por segunda vez en su historia.

En ese momento muy pocos sabíamos que las alegrías y éxitos apenas comenzaban, y que los Clásicos Regios en Liguillas serían cada vez más recurrentes.

Alberto Barrera-Enderle